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En qué cambió la crianza de hoy en comparación a la de ayer?- Entrevista a Rosa Jové- Primera parte

Comparto una entrevista realizada a Rosa Jové, licenciada en Psicología, Historia, Geografía y está especializada en psicología clínica infantil y juvenil, en psicopedagogía y antropología de la crianza. Es especialmente conocida por su libro “Dormir sin lágrimas” y por sus artículos sobre crianza respetuosa.
Además –sobretodo- es madre de dos hijos, así que la primera pregunta es obligada:

¿Qué fue primero, la maternidad o el interés profesional por la crianza?

Trabajo con niños desde 1982 y fui madre en 1997, así que ya llevaba bastantes años –casi veinte- dedicada a los niños y tenía interés por la crianza.
Pero he de reconocer que cambié mucho cuando fui madre. Hubo un cambio cualitativo más que cuantitativo. Hice una especie de reset en muchas cosas, eso es verdad. Siempre había sido muy respetuosa con los niños con los que trabajaba, pero sí que cambié cuando fui madre.
Estamos perdiendo el sentido de comunidad, la “tribu”. Las familias cada vez son más pequeñas, criamos a los niños en soledad… ¿Qué nos está pasando?

Antes las madres tenían unas redes sociales muy importantes. Yo, por ejemplo, era la mayor de una familia numerosa y, en aquella época, eran muchas las familias numerosas. La gente casi miraba raro a los hijos únicos. Entonces, ¿por qué pienso que mi madre pudo tener una familia numerosa? Porque en casa había tres mujeres para cuidarnos: mi madre, mi abuela y una tía que era soltera. Además, había relación con las vecinas pero, ahora, en las ciudades,
esto es imposible. En pueblos pequeños todavía se puede, pero en ciudades es impensable. A veces, una madre, aún teniendo a su madre en la misma ciudad, puede que la tenga a hora y media de metro, que no la tenga al lado. Y, a veces, las madres viven en un bloque de pisos donde no conocen a la mayoría de sus vecinos o, si los conocen, quizás ellos no están criando, o no hay suficiente confianza como para dejarles a los niños. Esto es un obstáculo importante a la hora de criar, pero aún hay otro: ahora los niños están mal vistos en casi todos los sitios. Cuando yo era pequeña, todos los niños íbamos a misa, y nos divertíamos pasándonos los misales. Ahora, entras en una tienda con un niño y es muy posible que la encargada te mire mal, como pensando “a ver ahora éste qué va a hacer”. ¡Hay bodas a las que ni siquiera invitan a los niños! Entonces, la madre se encuentra en la situación de tener que buscar a alguien que le cuide al niño o no puede ir a la boda porque lo tiene ella.

¿Es tal vez por eso que hemos llegado a confiar más en los profesionales de la crianza (pediatras, psicólogos, etc) que en nuestras propias madres o en nuestro instinto?

Sí, cuando te encuentras sola, a veces pierdes la seguridad en ti misma y, muchas veces, el profesional es la única persona cercana a la madre que entiende de crianza.

En estas circunstancias, ¿cómo podemos conciliar la vida familiar con la laboral?

¡Yo tengo el secreto de la conciliación!
Cuéntamelo…
La conciliación de la vida laboral y familiar es una ley que tiene un nombre muy largo pero muy poco contenido. En los países escandinavos hay dos años de baja maternal. Aquí dicen que no hay dinero para eso y se ponen a construir más guarderías. La guardería es un mal menor, atenta contra la salud de los niños, porque muchos se ponen enfermos y, si se quedaran en casa, eso no pasaría tanto. Pero, claro, muchas madres quieren ir a trabajar. ¿Cómo lo
arreglamos? El otro día calculé cuánto cuesta una plaza de guardería por niño al mes. Hay que contar el personal, los materiales, la luz, la calefacción,etc, pero también el edificio. Cada plaza sale por una media de 2000 euros al mes. Creo que el Estado debería darles a las madres un cheque de 1500.-€ al mes por cada niño y que cada madre pudiera decidir si se lo gasta en la guardería,o si le compensa dejar de trabajar para cuidarlo ella.
Eso sí, todas las guarderías deberían tener una “tarifa plana” de 1500 euros. Así se gastaría lo mismo que se está gastando ahora pero las madres tendrían más opciones.

El otro día leía que una de las ventajas de la crisis económica es que las familias ya no tienen el dinero necesario para pagar guarderías y, en cambio,tienen el tiempo disponible para cuidar a los hijos en casa.

Exacto. Esto, junto con lo que hacen los países nórdicos que, si una madre se presenta a un proceso de selección laboral se le equiparan los años de antigüedad, haría que todo fuera más fácil.

¿La conciliación también pasa por un cambio de chip de las madres?

Sí, aunque la madre siempre tiene el derecho de elegir.

¿No te parece que cada vez hay más madres desnaturalizadas, que actúan en función del “qué dirán” en vez de hacer lo que sienten que es correcto?

Muchas veces reproducen el estilo de crianza que ellas mismas recibieron. Hace una treintena de años, dejar llorar a los niños era algo bastante normal.
Creo que hubo un momento, a partir de los años 60, en que empezó a haber este tipo de ideas y, claro, las madres de hoy son las que fueron criadas así.
Sí, nosotras somos la generación del biberón, el chupete y la cuna…
Muchas veces me encuentro con madres que dicen: “mi madre me pegaba y no he salido tan mal”. ¡Ah, pero no saben cómo habrían salido si las hubieran tratado de otra manera! Por eso hay madres que no saben responder a las necesidades del niño, porque sus propias necesidades no fueron cubiertas en su día. Algunas han hecho el proceso y han cambiado, pero otras, no.
Una vez vino a mi consulta un matrimonio con un hijo adolescente con un ”currículum”… Yo siempre digo que no hay adolescentes malos, pero éste rayaba la línea: pegaba en la escuela, en casa, etc. El padre decía: “no sé cómo nos ha salido así, porque no le hemos dejado pasar ni una”. Le habían pegado con zapatillas, cinturones, etc., le habían castigado… Y no entendía cómo les había “salido así”. Bueno, yo lo puedo imaginar… Y ellos lo habían tratado así pensando que era por su bien.

Con esta falta de tribu y buscando consejo en los profesionales, la crianza ha llegado a internet. ¿Es bueno, malo o depende?

Yo creo que, en general, es más bueno que malo. Lo que pasa es que hay que enseñar a la gente a tener criterio cuando entra en internet. Hay foros que los montan los medios de comunicación, por ejemplo. Tienes que ver dónde te metes. A lo mejor un medio de comunicación puede montar un buen foro de política, pero de crianza quizás no. Sin embargo, aunque el foro sea malo, la gente deja mensajes contradictorios y, al menos, puedes darte cuenta de que hay más gente. Así, a veces, la gente empieza a buscar y encuentra otras cosas.

Si pudieras darle únicamente un consejo a una madre primeriza, ¿cuál sería?

Amor. Ya lo dijo San Juan: “ama y haz lo que quieras”. ¿Por qué mi marido y yo llevamos tantos años juntos? Por amor. No hay más.

Pero la gente sigue buscando métodos, quieren saber qué hacer exactamente en cada momento…

Cierto, pero la gente se tiene que acostumbrar a que en las relaciones humanas no hay métodos. Si los hubiera, los psicólogos no existiríamos. Habría máquinas donde introducirías el tipo de problema y saldría la respuesta. Las personas son diferentes: lo que sirve para una puede no servir para otra. Hay gente que se agobia mucho y necesita que le des rutinas porque, siguiéndolas, tendrá la sensación de estar haciendo lo correcto y se tranquilizará. Pero a una persona más meticulosa no le des rutinas, porque le dará un ataque el día que se pase 5 minutos de la hora. Es exactamente igual que enseñar a los niños.
El mismo método no te sirve para enseñar lo mismo a dos niños distintos. Tenemos que acostumbrarnos a que hay cosas que no pueden enseñarse con métodos.
Y aquí está lo bonito de la crianza: que no somos robots

Fuente: www.tiflobebe.net. Entrevista realizada por Laura Mascaró Rotger,
abogada, autora del libro Educación y Libertad, y del blog Tarkus Kids. Adaptación soymultimama.com

photo credit: sean dreilinger via photopin cc


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Categorías: Psicología


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